Primer juicio contra una universidad británica por permitir el acoso de activistas trans

ABC.- Raquel Rosario Sánchez, una doctoranda de la Universidad de Bristol, cree que la institución de prioriza los derechos del colectivo

‘TERF’, acrónimo de «feminista radical que excluye a las personas trans» es uno de los insultos más comunes que tienen que soportar quienes defienden que el sexo biológico de las personas es real y «no una ilusión», y que tiene que ser diferenciado del «género sentido». El ejemplo más mediático del acoso extremo al que se somete a quienes expresan sus opiniones en este sentido y defienden que ser mujer es más que un sentimiento y por tanto son necesarios los espacios públicos diferenciados por sexo, es la reconocida escritora J.K. Rowling, autora de la saga de Harry Potter. Pero hay otros casos más, algunos incluso en universidades británicas, que muestran el encarnizado debate entre las feministas radicales y quienes defienden la ‘teoría queer’, entre otros colectivos.

Es el caso de Raquel Rosario Sánchez, doctoranda dominicana residente en Reino Unido y portavoz de la organización feminista FiLiA (reconocida por organizar una de las conferencias feministas anuales más grandes de Europa), quien ha denunciado a la Universidad de Bristol, donde estudia su doctorado, por «permitir bullying e intimidación contra mi persona por parte de sus estudiantes trans activistas», según explicó en conversación con ABC. «Mi especialidad académica trata sobre poner fin a la violencia contra las niñas y las mujeres, y mi trabajo de doctorado se centra en el estudio de las comunidades en línea para hombres que pagan por sexo».

La campaña de difamación, explica, «empezó en el 2018 cuando actué como facilitadora de un evento feminista sobre la propuesta de reformar el Gender Recognition Act», la Ley de Reconocimiento de Género que permite a las personas con disforia de género cambiar su género legal. Fue entonces cuando empezaron el acoso y las amenazas, tanto en línea como en persona, que «han sido tan graves que han tenido un impacto negativo en mis estudios», asevera, y la universidad «en lugar de sancionar a mis acosadores, ya que desestimaron mis quejas, me ha sancionado a mi por bajar mi desempeño académico».

El juicio, que empieza este lunes y se extenderá hasta el 14 de febrero, supone, en palabras de Rosario-Sánchez, de 32 años, «la primera vez que un caso sobre la discusión sexo/género en una universidad llega a los tribunales» en Reino Unido y denuncia que «es extremadamente importante tener en cuenta que mi caso legal es sobre discriminación sexual y negligencia, no discriminación por creencias críticas de género. Estamos argumentando que todo esto me pasó porque soy mujer, no por mis creencias», ya que las políticas universitarias, que según ella son similares en otros centros educativos, «priorizan los derechos del colectivo trans a los de las mujeres» y porque «la mayoría de las personas que sufren esta intimidación por parte de activistas trans, son mujeres».

En este sentido, la joven confirmó algunas informaciones publicadas en la prensa local en la que se asegura que, por ejemplo, «en la universidad los espacios exclusivos para mujeres, como el gimnasio o los baños de la piscina, pueden ser usados por cualquier persona que se identifique como mujer, sin importar si físicamente tiene genitales masculinos», lo cual es una clara «violación de la ley de Igualdad que contempla los espacios diferenciados por sexo». La de Bristol, además, es una universidad que ha sido criticada por sus posiciones polémicas, como considerar «problemática» la palabra «maternidad», que también en algunos hospitales, como en los universitarios de Brighton y Sussex, ha sido directamente borrada del lenguaje del personal. Cuando esta doctoranda señaló que «solo una mujer biológica puede dar a luz» fue calificada como transfóbica y la universidad la obligó a disculparse.

Un portavoz de la Universidad de Bristol, en respuesta a la solicitud de ABC de comentar los hechos, declaró que «la señora Rosario Sánchez ha optado por emprender acciones legales contra la Universidad. Ante esto, no haremos más comentarios», y agregaron que «todas las inquietudes sobre acoso o intimidación se toman en serio, y se toman medidas de acuerdo con nuestras políticas universitarias. Si el personal o los estudiantes tienen inquietudes o quejas, los alentamos a que nos las comuniquen directamente». Según esta fuente, «estamos comprometidos a hacer de nuestra Universidad un lugar donde todas las personas se sientan seguras, bienvenidas y respetadas, independientemente de su género, raza, orientación sexual, discapacidad o condición social». La denunciante, sin embargo, dice que lo que quiere «con esta demanda es claridad en términos legales sobre si las políticas de protección se aplican a las mujeres, a las feministas».

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