«Siempre he vivido siendo un chico pero ahora por fin lo pone también en mi DNI»
Patrick recibió este martes su regalo soñado de cumpleaños: un nuevo DNI donde aparece la letra ‘M’ (masculino) en lugar de la ‘F’ (femenino) en la casilla que indica el ‘sexo’. Solo diez días antes de alcanzar la mayoría de edad, este chaval de Benasque y su familia han puesto punto y final a una larga batalla judicial que ha durado 6 años y que ha logrado que el Tribunal Constitucional reconociera el derecho de los menores «con suficiente madurez» y en situación estable de transexualidad a pedir el cambio de género en el Registro Civil.
Admitió que para él es «solo un papel», aunque entiende que otras personas le den mucha importancia «porque les puede afectar más qué letra ponga en su carné de identidad». Y es que aseguró que durante toda su infancia y adolescencia, no ha tenido ningún trauma por este asunto burocrático. «Siempre me he sentido y he vivido siendo un chico y ahora por fin lo pone en mi DNI. Pero mi madre es la que se lo ha currado todo». Además, agradeció que en Benasque se ha sentido «muy acogido y aceptado» por todos los vecinos.
Ahora ya piensa en pasar página y encarar sus nuevos retos. El primero, sacarse elcarné de conducir y el segundo, acabar segundo de Bachillerato «y aprender viajando». Además, es entrenador de snowboard del Club de Esquí Valle de Benasque y está haciendo prácticas para sacarse el título de técnico y viajar a Japón para disfrutar allí de su pasión.
Su madre se embarcó en esta lucha «porque una sexóloga de la Sanidad pública me dijo cuando Patrick tenía 11 años que si fuera su hijo, lo dejaría en casa hasta los 18, como si fuera algo vergonzante. Y al llamar al Registro Civil y decirnos que no le iban a dejar cambiar ni el nombre –algo que logró hace ya 4 años– ni el género, se nos cayó el mundo encima porque él tenía un montón de expectativas que no iba a poder cumplir cuando era una persona activa, feliz, deportista y con muchos planes de futuro», recordó.
Al ver que la ley estaba vulnerando sus derechos, emprendió una batalla judicial con el apoyo de la asociación Chrysallis con la idea de llegar al Constitucional para obligar a cambiar la ley. «En un principio todas las puertas se nos cerraron, pero el Supremo al final nos dio la razón», valoró Natalia, quien destacó la importancia que tiene este simple cambio administrativo para el día a día de la vida de Patrick, «porque si no siempre puedes tener la duda de si van a cuestionarte al sacar el DNI en Correos, en un banco o cuando vas a comprar un bonobús o un forfait», puso como ejemplo.
Pese a esta victoria personal y familiar, resalta que la lucha por los derechos de las personas transexuales no ha acabado. «Queda mucho por hacer en temas laborales, sociales, sanitarios… y en el reconocimiento social del maltrato institucional que ha habido durante generaciones y que se debería de compensar. Cuesta mucho conseguir derechos y no vamos a bajar la guardia», avisa.