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‘Stalking’, el nuevo tipo de acoso digital

Diario de Navarra.- El 21% de las víctimas calla ante el hostigamiento mediante llamadas y mensajes constantes que alteran sus vidas.

Comenzaba el año cuando una estudiante de Oviedo denunció a su exnovio por enviarle 261 mensajes pidiéndole que hablara con él. En la semana posterior a la ruptura la había llamado 27 veces. Ella se negaba a escucharle y él lo sabía, según la sentencia de finales de junio de la Audiencia Provincial de Oviedo. Al no lograr su objetivo con la chica, el hombre lo había intentado con la madre de ella, y le envió 101 mensajes con una «insistencia y reiteración» que «causaron una grave alteración» a la denunciante. A veces el acoso pasa desapercibido para los jóvenes, que pueden no darle la debida importancia, escondido tras acciones cotidianas e ingenuas. Pero no sucedió esta vez. La joven, que sufrió ansiedad y dejó de asistir a clases, acudió a un juzgado de violencia contra la mujer para iniciar un procedimiento judicial que terminó en junio.

Además de los mensajes y llamadas insistentes, el acoso puede estar en la petición de contraseñas, el control del móvil o el envío constante de mensajes hirientes que pueden estar encubiertos por la hilaridad, advierten la Agencia Española de Protección de Datos y el Ministerio de Igualdad, que esta semana presentaron una campaña de prevención contra el acoso digital. El acoso reiterado mereció un capítulo aparte en la nueva metodología de la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer. Conocido como ‘stalking’ (hostigamiento, en español), se refiere a las ofensas o amenazas que realiza una y otra vez una misma persona «hasta el punto de causar miedo».

Esa dominación se puede ejercer por medio de mensajes, correos electrónicos, cartas o regalos no deseados, llamadas obscenas, amenazantes, molestas o silenciosas, comentarios embarazosos en internet, proposiciones inapropiadas por redes sociales o envíos de fotos y vídeos por Whatsapp. Todas estas señales, si proceden de una misma persona, entran bajo el paraguas del ‘stalking’, y son delito siempre que produzcan una «alteración grave de la vida cotidiana», asegura la sentencia más reciente en España sobre este tipo de acoso, dictada en julio de este año en la Audiencia Provincial de La Coruña, siguiendo la jurisprudencia del Supremo. Reconocido en el Código Penal desde 2015, tiene una tipificación propia al no llegar a considerarse coacción.

Víctimas femeninas En un país donde el 95% de los menores de 15 años tienen móvil y conexión a internet, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas, el 4% ha experimentado este tipo de acoso en algún momento, en su mayoría mujeres. Entre las mayores de 16 años, el porcentaje asciende al 15%. Se trata de más de tres millones de mujeres, de las que 759.000 lo sufrieron antes de cumplir 15 años. Los agresores son hombres en el 80% de los casos, y en un 5% mujeres (un 15% no lo identifica, quizás por el carácter anónimo que puede llegar a tener), un porcentaje mayor que en otros tipos de violencias, porque este comportamiento «no lleva asociada una connotación sexual», dice Igualdad. En los tribunales este año se ha debatido el ‘stalking’ incluso para determinar si un vecino que llamaba a la policía por los ladridos de los perros de la denunciante cometía acoso, o para demandar a una insistente vendedora de telefonía. Ninguna prosperó. En el caso de Oviedo, sí. Al despechado le condenaron a siete meses de prisión y prohibición de aproximarse a menos de 200 metros de madre e hija. No puede volver a comunicarse con ellas durante dos años.

Sólo el 12% de las víctimas de ‘stalking’ ha denunciado en tribunales y la quinta parte (21%) calla, incluso ante sus familiares. Los «difusos» márgenes legales, según un escrito judicial, no indican mínimos de tiempo o cantidad de acciones, aunque una sentencia fijó que debía ser de al menos un mes y constar de más de diez agresiones. Para considerarse delito, además, el acusado debe haber empleado una «estrategia sistemática de persecución». Según los datos de Igualdad, el 20% de las víctimas vivió el acecho menos de dos semanas, casi 30% dice que duró hasta tres meses, y la otra mitad lo vivió un año o más. Les sucedía todos los días al 26% y una vez por semana a una de cada tres. Otras dijeron que sucedía «rara vez» o en ocasiones especiales como Navidad.

El ciberdelito, dentro del que se puede circunscribir el ‘stalking’, excepto en sus variaciones de espionaje, daños a la propiedad o físico, ha crecido un 44% entre 2018 y 2019, según datos de la Fiscalía. Aunque la Fiscalía no tiene datos específicos de ‘stalking’ sí lleva estadísticas detalladas para la violencia de género cometida por menores. En 2019 fueron enjuiciados 312, con mayor incidencia a partir de los 16 años y sus delitos se producen con frecuencia en las relaciones sentimentales, donde hay «pautas de control y dominación del chico sobre la chica».

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