“La respuesta que tuvieron es la que esperaba, sinceramente”, dice orgullosa de sus niños, que “se quedaron impactados” cuando les leyó el mensaje que había encontrado. Horas después, varios de los pequeños le entregaron cartas de apoyo a Clara que la profesora colocó en la misma pared en la que empezó todo. Como estamos en plena sequía y no llueve nunca, las misivas han aguantado bien varias semanas y allí que se las encontró el otro día Julio Muñoz.
Clara responde dando las gracias
¿Y éste es el final de esta historia? Pues no, porque el propio Muñoz informaba poco después de que Clara había dejado un mensaje de respuesta dando las gracias por los mensajes de solidaridad. “Las cartas se han llevado allí mes y medio sin respuesta, o Clara no vive en la zona o no las veía, así que creía que esto no iba a tener un final”, pero sí, el círculo se ha cerrado, apunta Auxi Vallejo, que se enteró de que Clara había contestado gracias a que lo contó Muñoz.
El mensaje de respuesta, escrito esta vez a mano y en el que resalta un gran corazón con un ‘Gracias’ en mayúsculas en su interior, contenía un sencillo mensaje: “Hola, soy Clara. De verdad os quiero con locura, gracias por los carteles, sois muy buenas personas, de verdad. No sabía que llegaría a tanta gente, os amo a todos”. Y junto al corazón, una sencilla firma: Clara.
El tono de la contestación estaba muy alejado de la angustia que destilaba su primera carta, en la que llegaba a señalar que “quiero que todo sea como antes”. “Tengo miedo todos los días”, confesaba, y contaba que repartía estos folios “para que el mundo sepa que esto es insufrible, necesito fuerza para que nadie sufra lo que estoy sufriendo”.
Cartas de apoyo para que “se sintiera bien”
Ni Auxi Vallejo ni Julio Muñoz tienen más pistas sobre quién puede ser Clara, si vive en los alrededores o va a alguno de los dos colegios cercanos a donde dejó su carta. Su caso generó un debate entre los alumnos en el que “mostraron su preocupación” por lo que le estaba pasando. Los pequeños reivindicaron que “cada uno tiene derecho a ser como sea” y “querían apoyarla para que se sintiera bien”, de ahí que acabaran escribiendo sus propios mensajes.
“Te escribo esto para apoyarte y para que sepas que no estás sola, muchos apoyos”, le ponía David en su carta, al tiempo que le pedía que “no le eches cuenta a aquellas personas que te hacen sufrir tanto”. Samuel era más escueto, pero no menos directo: “Yo y mi clase te apoyamos como si quieres ser chica que chico, si eres feliz puedes ser lo que quieras, te apoyamos como Clara y Claro”. Otro mensaje venía firmado directamente como 6º A CEIP Los Azahares La Rinconada: “Venimos a decirte que da igual que la gente te critique, te insulte, te moleste, tú sólo sé como quieras, no dejes que nadie te lo impida. No tengas miedo y sé tú misma. ¡Nosotros te apoyamos!”.
“A veces las personas son así de crueles”
Otra alumna, Eva, le contaba lo mal que ella lo ha pasado por ser muy bajita y sufrir burlas por ello. “Lo que quiero decirte es que cuando una persona ve algo diferente a él o a ella lo juzgan sin conocerlo, pero lo que no saben es ver lo bonito que puede llegar a ser”. “A veces las personas son así de crueles y de injustas porque no saben valorar y apreciar que lo diferente es bueno, esas personas que te insultan o te miran raro por ser diferente no merecen la pena. Tú no eres rara, eres única y especial y nadie te puede quitar eso”.
Por cierto, que las cartas que fueron decorando la pared no eran solo de niños de 11 años. Entre los mensajes había también uno con el símbolo transgénero en el que se animaba a Clara a ser fuerte porque “la vida te va a poner muchos obstácuos en tu camino, pero también te tiene reservadas muchas cosas buenas”.
Un colegio muy concienciado
El director de Los Azahares, Sebastián Sánchez-Herrera, explica por su parte que la respuesta de los alumnos de 6º A está en la línea de lo que se trabaja en un centro muy comprometido con las cuestiones sociales. El colegio cuenta con un banco de resolución de conflictos, un aula específica de autismo y otra artística, y ahora están embarcados en contar con un aula multisensorial, además de disponer de un huerto y contar con una patrulla verde que se encarga del reciclaje.
Auxi Vallejo explica que el problema de Clara entronca con una cuestión con la que tiene especial sensibilidad, sobre todo después de enterarse de que tres antiguos alumnos cambiaron de género en Secundaria. “Eso me hizo sentir mal con que los había tenido delante y ni me había enterado, si habrían sufrido y no había hecho nada por ayudarles”, rememora. Años después, los que son ahora sus alumnos le han hecho saber a Clara que no está sola y ella bien que ha agradecido ese apoyo con su sencillo pero rotundo “os amo a todos”.