TEI, el exitoso programa español de prevención del ‘bullying’
El País.- Los resultados muestran una reducción de los comportamientos de acoso, de la victimización entre iguales y de las peleas. Hay vida más allá del programa finlandés Kiva
En el número de febrero, la revista científica International Journal of Environmental Research and Public Health dedicaba su portada a la eficacia de un programa español para la prevención del acoso escolar, el TEI. Una investigación encabezada por el Departamento de Psicología de la Salud de la Universidad de Alicante (UA) estudió durante un curso escolar los beneficios del mismo. Participaron más de 2.000 alumnos españoles de entre 11 y 16 años. Aproximadamente la mitad fueron asignados a un grupo experimental, en el que se aplicó el programa TEI, mientras que la otra parte constituyó el grupo de control.
Los resultados muestran una reducción de los comportamientos de acoso, de la victimización entre iguales y de las peleas; una reducción que es especialmente significativa en el caso del ciberacoso (-30%) y de la victimización cibernética (-39%). También se plasmó en los datos una mejora importante del clima escolar en materia de satisfacción, de sentido de pertenencia (+59%) y de cooperación entre los alumnos, así como de comunicación entre familias y escuela.
“Aunque no todos los resultados del estudio son públicos en la actualidad, sí que podemos adelantar que el programa TEI ha demostrado tener un efecto positivo en los jóvenes.Por un lado, reduce de manera significativa la participación de los jóvenes en situaciones de violencia escolar o cyberbullying; y, por otro lado, mejora de manera significativa sus competencias sociales y personales, tales como la autoestima, las habilidades sociales, la asertividad o la empatía. Todo esto repercute positivamente en la calidad de vida de los jóvenes que han participado en el programa TEI, que muestran un mayor bienestar físico y emocional, sienten más apoyo social de sus iguales y satisfacción con la vida”, explica a El País la doctora Natalia Albaladejo Blázquez, una de las autoras del estudio.
En qué consiste el programa TEI
La investigación fue alentada por Andrés González Bellido, creador del programa TEI, cuyo desarrollo se inició en 2002. Un año más tarde comenzó su implementación en centros educativos de primaria y secundaria. Desde entonces más de 1.200 centros lo han implantado con éxito. Tanto que, según datos del propio programa, ninguno lo ha abandonado desde entonces.
“El TEI es un programa de tutorización emocional entre iguales, es un programa de convivencia para prevenir el acoso escolar y la violencia. En secundaria los alumnos de 3º tutorizan a los de 1º, en primaria los de 5º tutorizan a los de 3º, y en infantil los de 5 años tutorizan a los de 3”, explica Bellido.
El primer pilar sobre el que se sostiene el programa es precisamente ese, el protagonismo que adquieren lo alumnos, convertidos en dique de contención contra el acoso escolar. “El alumno mayor es un referente para el pequeño. La incidencia y la comunicación de los alumnos con otros alumnos son de aproximadamente un 80%. Con el profesor y la familia, sin embargo, no llega al 15%. Es decir, el pequeño es capaz de decirle a un compañero mayor lo que le pasa, porque lo ve como un igual”, sostiene el autor del programa. No en vano, según sus datos, cuando hay situaciones de acoso en los colegios e institutos los profesores apenas se enteran de entre un 10% y un 15% de los casos. La familia se mueve por las mismas cifras. Los alumnos, en cambio, lo hacen en más de un 95% de las ocasiones. “Al final las acciones de los alumnos siempre se hacen a espaldas al profesor, pero los acosadores necesitan público y el público son sus compañeros. Por eso son los compañeros los que acaban parándoles. El objetivo es que en una clase no haya solo dos ojos que miran, los del profesor, sino que haya 50 mirando y actuando. Los grandes protagonistas son los alumnos”, añade.
Pero el alumno no es el único protagonista del programa. De hecho, el TEI es un programa de convivencia institucional que implica a toda la comunidad educativa. Para aplicarlo en un centro, los profesores pasan por una formación obligatoria de 30 horas (8 presenciales y 22 de formación continua) tras la que salen acreditados como formadores del Programa TEI por el Instituto de Desarrollo Profesional (ICE) de la Universidad de Barcelona. Las familias, por su parte, también pueden acceder a formación, aunque en este caso de manera voluntaria. “Los resultados del estudio nos permiten concluir que es necesaria una intervención como la que propone el programa TEI, que involucra a todos los integrantes de la comunidad educativa. Centro, familia y sociedad en general deben participar conjuntamente en la intervención”, afirma la doctora Albaladejo.
Prevenir en vez de curar
El TEI es el programa de prevención del acoso escolar más implantado en España. No obstante, según Andrés González Bellido, este no puede aplicarse de forma generalizada en todos los colegios. “Lo tienen que pedir los centros. Hay que hacerlo cuando estén preparados para ello, porque de lo contrario no tiene sentido”, reflexiona.
En el Colegio Alazne de Barakaldo instauraron el programa TEI al inicio de este curso académico. Carlos Urio Ruiz, miembro del Colegio de Psicólogos de Bizkaia y orientador del centro, apunta que el suyo no era un colegio “especialmente conflictivo”, pero ven al TEI como un “cambio cultural” que permite dar responsabilidad a los alumnos y ver e intervenir antes en los casos de acoso escolar o de violencia entre iguales. “Los niños ven situaciones que nosotros no vemos y las hacen visibles a la primera gracias a las charlas de sensibilización que reciben para que sean sensibles a las situaciones de acoso. Pero no solo eso, los niños son muy ególatras, parten de sí mismos, pero a través del programa, de la tutorización, también se fomenta mucho la habilidad social, que a veces no la practicamos”, argumenta.
Urio Ruiz destaca también el potencial de la sensibilización a los alumnos para poner freno a lo que denomina como “agresiones de perfil bajo”, esos insultos ya normalizados y a los que los estudiantes están casi habituados: “Queremos que vean que esas cosas cargan y acaban generando un ambiente en el cual una agresión mayor es tolerada. Así que se trata de no tolerar ningún tipo de violencia”. Para ello implican también a los padres para acabar con el mantra del “si te pegan, tú pega”, que al final no deja de ser una forma de perpetuar la violencia. “El cambio cultural tiene que partir de ellos, de los padres y de los niños, porque la mejor respuesta a la violencia no es más violencia, sino buscar ayuda para encontrar una solución”, añade.
52 colegios de Euskadi y Navarra implantaron en 2017 el programa Kiva contra el acoso escolar, diseñado en la Universidad finlandesa de Turku, y por el que el Gobierno del País Vasco había mostrado interés años atrás. ¿Por qué optasteis en el Colegio Alazne de Barakaldo por el TEI?, preguntamos a Carlos Urio Ruiz. La respuesta pasa por la diferencia de concepto entre uno y otro, por el “cambio cultural” que antes mencionaba el psicólogo: “El Kiva plantea cómo resolver situaciones de acoso mientras que el TEI es preventivo. No es un ‘vamos a resolver lo que ha pasado’, sino un ‘vamos a hacer que no aparezca’”.
Según datos internos de los más de 1.200 centros participantes en el programa TEI, en el 98% de ellos ha desaparecido el acoso escolar. El éxito del programa, en el que hoy trabaja un equipo de 90 personas dividido en tres grupos de trabajo, investigación, desarrollo y evaluación en las Universidades de Barcelona, Santiago de Compostela y Alicante, es tal que está empezando a ser exportado fuera de nuestras fronteras. Ya está en funcionamiento en el Colegio Española Federico García Lorca de París, y está prevista su puesta en marcha en centros educativos españoles en Londres, Berlín y Marruecos. También durante este curso se está realizando la formación e implementación en colegios de países como Chile, Colombia, Ecuador o México; y está a punto de firmarse un convenio con la Universidad Estatal de San Petersburgo para la formación e implementación del programa en Rusia.