Tramas neonazis imitan las tácticas de captación de Daesh en internet
ABC.- La reciente desarticulación por parte de la Policía de un grupo supremacista que se coordinaba a través de internet ha permitido conocer que estos individuos utilizaban las mismas técnicas de captación y radicalización en la red que Daesh: crear primero foros de fácil acceso para que haya muchas personas que entren en ellos; seleccionar luego los perfiles que les parecían interesantes para llevarlos a otros más restringidos y, finalmente, elegir a los más radicales para interactuar con ellos por canales absolutamente reservados.
A los detenidos se les intervino en la ‘operación Ario’ –no es necesario explicar por qué se la bautizó así– el llamado ‘Manual del Resistente’, manejado en círculos neonazis de toda Europa, en el que se explica cómo crear células o convertir a los captados en ‘lobos solitarios’ adoctrinados e instruidos para hacer una ‘guerra de guerrillas’ contra el sistema…
Como Estado Islámico, por tanto.
En la cúspide estaba un vecino de Alcoy, cincuentón, menudo, con barba de tres días en el momento de su detención, aspecto desaliñado y sin trabajo. Alguien del que jamás se podría sospechar que lideraba una organización como el Partido Nacional Demócrata, de ideología supremacista y ni siquiera inscrito en el correspondiente registro de Interior. A través de sus redes sociales, este grupo se había convertido en aglutinador de una extraña y peligrosa amalgama de neonazis, negacionistas y todo tipo de radicales de extrema derecha que habían pasado ya de la mera ideación de acciones a perpetrar una: la quema de una sede de una organización LGTBI, precisamente en esa localidad alicantina, en la que no hubo heridos pero sí mucho peligro porque justo encima del local vivía una persona con movilidad reducida. La Policía sospecha que el líder del grupo participó en el ataque, pero él lo niega aunque admite que dejó allí propaganda de sus formación neonazi, al igual que en otras sedes de formaciones antagónicas.
Ese fue el detonante para que agentes de la Comisaría General de Información (CGI), en colaboración con las brigadas provinciales de Madrid, Barcelona, Valencia, Alicante y Tenerife, y la local de Torrejón de Ardoz, detuvieran a siete individuos –cuatro en Barcelona, dos en Alicante y uno más en Madrid– a los que seguían los pasos desde hacía meses. Fue, por tanto, una operación quirúrgica, de carácter preventivo, pero las evidencias encontradas en los registros demuestran que la trama había dado un salto cualitativo: en un piso de Barcelona se halló revólver, antiguo, de avancarga pero en perfecto estado para disparar, y un manual de explosivos. Además, a los arrestados se les intervinieron armas blancas de distintos tipos y abundante documentación que es ahora analizada para determinar, primero, el grado de organización del grupo; en segundo lugar su alcance y en último término los siguientes pasos a dar.
La investigación arrancó gracias a una denuncia anónima recibida en febrero de 2020 en una de las páginas web de colaboración ciudadana que tiene la Policía. Un ciudadano explicó que se había metido en un foro de internet, «Nacional Demócrata», en el que se vertían opiniones y se lanzaban ideas que le parecían peligrosas. A partir de ese momento los expertos en radicalismos violentos de la CGI chequearon sus perfiles y actividades.
Los había llamativos, unos dedicados a labores de coordinación y otros a administrar no ya solo ese foro, sino otros vinculados y más reservados. Así se llegó hasta tres páginas web, aunque fue una la que llamó especialmente la atención: la del Partido Nacional Demócrata, administrada por el individuo de Alcoy, que aboga por la implantación del IV Reich en España y presenta a Hitler como un líder que fue crucificado por luchar contra el comunismo y el sionismo, este último «objetivo fetiche» del grupo.
Todos los detenidos pertenecían a este partido. Llama la atención la edad de los implicados, pues todos superan los 45 años –alguno está cerca de los 70–, y están lejos de pertenecer a clases económicamente poderosas; muy al contrario, entre ellos hay parados, obreros, jubilados, gente que trabaja por temporadas y con no demasiada cualificación profesional, desarraigados… Eso sí, comparten una intensa actividad en las redes sociales y el odio a la democracia, musulmanes, homosexuales, partidos de izquierda… Algunos, además, bucean en las ideas del negacionismo respecto a la pandemia.
«La primera fase, que es la creación de una estructura de captación y radicalización, ya se había cumplido», explican a ABC fuentes de la investigación; «les quedaba la siguiente, pasar a la acción, y por eso el ataque de Alcoy nos alarmó», añaden. Además, ya actuaban también en la calle, donde mantenían cierto activismo como la distribución de propaganda y asistencia a manifestaciones, muchas de negacionistas donde pensaban que tenían un buen caladero para captar y radicalizar nuevos fieles.
Entre ellos, ni siquiera se conocían personalmente, ya que la idea era que cada uno creara células independientes en su lugar de residencia que funcionaran de forma autónoma, simplemente inspiradas por una misma ideología y las consignas generales que pudieran emanar del líder. Pero también a imagen de Daesh, su funcionamiento era autónomo y la idea era que a través de esos grupos fueran surgiendo otros en distintos lugares con gente captada por esas células secundarias. «La estructura que tienen es asimétrica, sin una distribución específica de funciones», explican las fuentes; «saben, como los yihadistas, que es la mejor forma de no dejar rastro».
Obviamente, mantienen medidas de seguridad en sus comunicaciones –nunca hablan de asuntos delicados por teléfono, sino a través los foros que crean, en los que el implicado de Alcoy lleva la voz cantante–, y alguno de ellos, en concreto el detenido en Madrid es informático, de modo que tiene una cierta cualificación en este sentido. De ahí que el cebo para captar se ponga en Facebook y los perfiles de interés son llevados a otros foros en Telegram o Signal, que son las aplicaciones de mensajería más seguras.
Los implicados están acusados de delito de odio, penado con cuatro años; injurias contra el Gobierno de España; grupo criminal; incendio y tenencia ilícita de armas.