Un exjugador del BM Granollers con una tetraplejia denuncia discriminación de Air France
La Vanguardia.- Pau Navarro, en silla de ruedas por un accidente de tráfico, pretendía viajar solo a Oslo, pero la compañía se lo impide
Pau Navarro, de 20 años, fue pivote del júnior del BM Granollers hasta que un trágico accidente de tráfico, el 17 de septiembre del 2018, le dejó en una silla de ruedas, además de llevarse la vida de dos compañeros y amigos, Martí Batallé y Xavier Pocurull. Desde entonces, Pau combate por normalizar su vida, por ser autónomo, por recuperar su instinto competitivo en el deporte. Su próximo reto era, es, esquiar. Había escogido iniciarse en Oslo… pero se ha topado con la normativa de Air France y una cruda y desagradable realidad: no le dejan viajar solo.
El episodio de discriminación que denuncia Pau Navarro ha ocurrido hace un par de días, cuando sacó el billete para volar el próximo 9 de marzo a Oslo (Noruega) para participar en un campus de esquí para personas con lesiones medulares. “Por horarios, para llegar antes de las 13.00, Air France era la compañía que me ofrecía la mejor opción. Por eso decidí comprar su billete. Me costó unos 380 euros, ida y vuelta”, explica a La Vanguardia.
Antes de adquirirlo, Navarro tomó sus precauciones: “Sabiendo los problemas que conlleva desplazarse en silla de ruedas, llamé a la compañía y les expliqué mi caso: voy en silla de ruedas, necesito asistencia para entrar en el avión, ¿cómo lo puedo hacer?”.
La primera sorpresa fue que la compañía francesa le obligó a comprar el billete antes de informarle. “Lo normal sería que primero me hubiesen informado, para luego comprar el billete. Pero fue así la cosa. Cuando compras el billete, normalmente ya te dan una opción por si necesitas asistencia, pero en la web de Air France no había nada”. Tuvo que recurrir al calling center de la compañía, que se encuentra en Londres.
“Llamé y me hicieron el cuestionario preceptivo: si podía caminar, qué tipo de silla hago servir, cuánto peso, cuánto mido, si necesitaría ayuda para ir al lavabo, si como solo, si en caso de evacuación podría salir del avión… No entendía esta pregunta, así que le he preguntado incrédulo: ¿ Pero no le he dicho que no camino ? Pues claro que necesito ayuda, al menos la silla”, relata Pau.
El remate llegó en la última pregunta: “Al final me pregunta si viajo solo. Le dije que sí y la chica de atención telefónica, sorprendida, como si fuera algo extraordinario, me dijo que debía consultarlo con su superior. Estuve un cuarto de hora a la espera. Cuando estaba a punto de colgar me dijo que no podía viajar solo. Que necesitaba un acompañante, porque en caso de evacuación no me podrían ayudar”.
Navarro mantuvo la calma ante el embrollo de tintes kafkianos que tomaba el asunto. “Le pregunto si ellos se ocupan del billete de mi acompañante. Me dicen que no, que lo debo pagar yo. Entonces les respondí que no me daba la gana viajar acompañado, que quería viajar solo. Me insisten que no, que es imposible, que es política de la empresa. Le pido hablar con su supervisor, me dice que no se puede poner, y le pido que le traslade mi mensaje: en los tiempos en que vivimos no es justo que no pueda volar solo, que es una vulneración de mis derechos”.
El asunto se zanjó con la negativa de Air France a dejarlo volar solo, y de Navarro a hacerlo con un acompañante, por lo cual, el joven reclamó la devolución del importe del billete. “El dinero me lo han devuelto sin problemas, pero no pienso tratar más con ellos”, explica a La Vanguardia.
Para Navarro, la política de empresa de Air France “es totalmente discriminatoria” con el colectivo de personas con movilidad reducida. “Consulté a amigos que van en silla de ruedas, y todos habían podido viajar solos en vuelos trasatlánticos con otras compañías”. Desde que es tetrapléjico, Pau ha viajado con Vueling en tres ocasiones –acompañado–, a Santiago de Compostela, Berlín y Viena. “La asistencia es simplemente que te ceden una silla más estrecha para poder desplazarte por el pasillo del avión. No hay más asistencia, es lo correcto y necesario. A Air France sólo le habría pedido una silla estrecha para llegar a mi asiento. No es una compañía low cost, este servicio lo deberían tener sin problema”.
Desde la compañía, según ha podido saber La Vanguardia, se considera que, por motivos de seguridad, las personas con movilidad reducida catalogadas como “WCHC” ( Wheelchair complete ) requieren un acompañante para viajar. En el apartado “Acompañante y autorización médica” de su web se especifica cuándo un cliente debe viajar con un acompañante: “Para la seguridad de los pasajeros discapacitados o con movilidad reducida, Air France podría exigir un acompañante para asistirles en caso de emergencia y, en particular, si fuese necesario evacuar el avión. El acompañante es obligatorio únicamente en los siguientes casos: Personas que sufren una discapacidad grave que no les permite entender y aplicar las medidas de seguridad. Personas ciegas y sordas a la vez, que no pueden comunicarse con los tripulantes. Personas que sufren una discapacidad motriz que no les permite participar físicamente en su propia evacuación. Por tanto, la mayoría de las personas parapléjicas y las personas paralíticas o sin extremidades superiores pueden viajar sin acompañante. En cambio, el acompañante es obligatorio para la mayoría de las personas tetrapléjicas”, señala la web.
Pau Navarro, que sueña con ir a los Juegos Paralímpicos y recuperar su capacidad competitiva, hacía un reflexión por el episodio sufrido. “Me he sentido totalmente discriminado. Desde el momento que les dije que viajaba solo, fue como algo extraordinario que una persona en silla de ruedas pudiese viajar y hacer su vida solo. Estoy totalmente en contra de estos estereotipos, de tener que ser dependientes. Día a día nos encontramos con las etiquetas de ‘discapacitado’ o ‘minusválido’, pero cuando nos vemos capaces y válidos para disfrutar de la vida sin la ayuda de nadie nos encontramos que es la sociedad quien nos hace ‘discapacitados’, siempre poniendo barreras y problemas”.
El exjugador de balonmano, pese al desagradable episodio, no desiste de su intención de viajar a Oslo para aprender la práctica del esquí adaptado. “Seguramente iré a Oslo en otra compañía, aunque tendré que hacer noche el domingo 8 de marzo. Pero no dejaré que actitudes como esta me impidan que haga mi vida. No pensaba que podrían pasar estas cosas. Somos personas que tenemos nuestra vida, independientes, y comprar otro billete para un acompañante no me entra en la cabeza. Tenemos el derecho a hacer nuestra vida solos”.