Una escolar sonsaca por WhatsApp a su abusador de la infancia para sacar pruebas para denunciarlo

El País.- El acusado, que negó todo, era un sintecho amigo de la madre de la menor al que acogieron en su hogar

Una escolar de Vigo sonsacó por WhatsApp al supuesto abusador de su infancia para obtener capturas de pantalla como pruebas para que fuese juzgado por abuso sexual. Los tocamientos fueron cuando la menor tenía entre seis y 9 años pero su madre y el padrastro no la creían porque daba versiones cambiantes y decía que solo eran roces casuales. El implicado era un sin techo que vivía en el almacén de una cafetería, amigo de la infancia de la madre, al que acogieron y le dejaban pernoctar gratis en un sofá.

El juicio se ha celebrado esta mañana en la quinta sección de la Audiencia de Pontevedra, con sede en Vigo. El acusado ha negado todos los hechos.

Aunque los supuestos abusos eran antiguos, en el 2018, la víctima, ya adolescente, vio al implicado paseando con dos niñas pequeñas y recordó lo que ella había padecido. Por ello, alertó a su madrina. Ambas volvieron a contactar por WhatsApp con el sospechoso y la niña fingió estar enfadada con él. Cuando este indagó por el motivo de su enojo, ella no se lo quiso decir y él le preguntó si era «por tocarte, de eso fue hace mucho tiempo» y añadió: «te pido perdón». La madrina, que ayudaba a la adolescente, hizo capturas de pantalla ante tal confesión y lo presentó como prueba para denunciarlo sin avisar a los padres para que nadie borrase el rastro. El implicado afronta doce años de cárcel.

La madre, que pasaba necesidades, acogió a su amigo sin techo pero luego lo echó de sus distintas casas en Redondela y Vigo. «Comía lo que había en casa, era agobiante y no pagaba un duro. Lo echamos de casa varias veces», relata. La última vez lo echó la abuela materna porque lo pilló en la cama de la habitación de la niña y le estaba ensañando vídeos pedófilos de adultos con niñas para hacer creer a la menor que «lo que hacían eran cosas normales porque salía en la tele», según relató la adulta que la ayudó a denunciarlo.

Durante su infancia, el sospechoso preguntaba siempre por WhatsApp a la niña donde estaba y la madre le dijo que dejase de controlar a la pequeña. La Fiscalía sospecha que el hombre intentaba averiguar a qué hora estaba ausente la madre en casa. La madre también le riñó a la menor para que no chatease con ese señor. El implicado también sobornó con una bici y un móvil a la pequeña pero la madre se negó a que fuese la niña a recogerla. El acusado, cuando encontró trabajo como camarero, devolvía cada mes algo de dinero a la familia en agradecimiento por haberlo acogido años atrás. La niña veía que el acusado le daba dinero a los padres y sospechó que era para «tapar» los abusos.

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