Una exposición muestra en Bilbao la vida errante impuesta a los gitanos
DEIA.- Así como otros empiezan a cantar, fue como comenzó a pintar Miguel Clavería Amaya (Arrasate, 1943), con la naturalidad que se ejerce aquello para lo que uno ha nacido. “Es propio de él, lo que plasma en sus cuadros es lo que siente”, ha explicado esta mañana su mujer, Purificación Jiménez, poniendo en boca del artista gitano, afincado en Otxarkoaga, aquello que no puede expresar debido a una enfermedad que impide su habla. Es a través del arte como este pintor se expresa. Ahora, una exposición recoge el trabajo realizado durante las últimas cinco décadas mostrando paisajes bucólicos que esconden una vida errante que le fue impuesta como resultado de la discriminación. “Cada tres días les obligaban a acampar en espacios diferentes”, ha asegurado su hija, Tamara Clavería, presidenta de la Asociación de Mujeres Gitanas de Euskadi, organizadora de la muestra.
La exhibición, que podrá verse hasta el 16 de abril en el centro cívico de Otxarkoaga, lejos de romantizar lo vivido por el artista calé, pretende ser una crítica a las dificultades que padeció. “Él considera que nadie ha pintado la vida de los gitanos como él, desde la vivencia”, ha relatado Tamara sobre el artista que cuenta con obras como Acampando de noche, Dulzura flamenca, Los carros o Caserío Larrauri. En ellas recoge escenas costumbristas como una pedida de mano flamenca o la evangelización del pueblo gitano. “Hay veces que se levanta a las 6.00 o 7.00 de la mañana para pintar”, ha expuesto sobre su padre, que en una ocasión rechazó una beca para formarse en Roma porque su prioridad era sostener a sus nueve hijos. Décadas después, con una gorra de béisbol –“se considera un bohemio”, ha matizado Tamara–, Miguel Clavería ejemplifica la vitalidad de quien vive con la ilusión de dedicarse, aunque sea como aficionado, a lo que más le gusta.
CONTRIBUCIÓN A LA COMUNIDAD
“Es un gran orgullo para nosotras organizar esta exposición”, ha revelado Noemí Amaya, de Amuge, quien ha expresado la profunda admiración que inspira Miguel Clavería por haber sido capaz de abrirse camino en el mundo de la pintura siendo gitano. “Los carromatos en el bosque, las mujeres lavando en el río, las veladas de flamenco a la luz de la lumbre…” son algunas estampas que se reflejan en su obra, “un claro ejemplo de convivencia intercultural”. Al fin y al cabo, en sus cuadros, donde se capturan las montañas y los baserris de Arrasate así como escenas más urbanas de los márgenes de la ría de Bilbao, “están igualmente presentes su amor por el pueblo gitano y el País vasco, ya que ser gitano y vasco forma parte de su identidad”.
Según ha relatado, “el tío Miguel” comenzó su trayectoria en oficios artesanales como la cestería y buscó en la venta ambulante y en la chatarra el sustento para mantener a su familia. Empezó a pintar en los 70, con el apoyo de su hermano Pedro Antonio Clavería, que ejerció de representante, y el pintor José Luis Aldecoa Echebarria, quien le ayudó a perfeccionar su técnica. “Esa década exhibió su obra en una docena de exposiciones en Euskadi, Navarra, Cantabria y Castilla-León, con notable éxito entre la crítica y el público”, ha rememorado Noemí Amaya. Como consecuencia de ello, la Gran Enciclopedia Vasca le dedicó en 1978 un fascículo dentro de su colección de pintores. “Es una contribución muy importante para nuestra comunidad”, ha considerado la representante de Amuge.
LUCHA CONTRA EL ANTIGITANISMO
La exposición, que se ha presentado en el marco del Día Internacional del Pueblo Gitano –se celebra el 8 de abril–, ha sido inaugurada por Nerea Melgosa, consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales. “Es un día festivo, pero también de reivindicación”, ha expresado, acompañada por Monika Hernando, directora de Derechos Humanos, Víctimas y Diversidad. “La lucha contra el antigitanismo es una deuda social que nos atañe a todos, a las instituciones, a los colectivos, a todas las personas que representan al pueblo gitano y al resto de nuestra sociedad”, ha indicado la consejera, quien ha recordado que el año pasado su departamento aprobó la Estrategia Vasca con el Pueblo Gitano 2022-2026. En esa lucha, de hecho, se está trabajando en dos futuros hitos: un Pacto Social contra el Antigitanismo y el proyecto de Ley de Igualdad de Trato y No Discriminación. “Quiere contribuir a superar la discriminación histórica y estructural que padecen los hombres y mujeres gitanas por el hecho de serlo”, ha aseverado Melgosa.