Unicef alerta que 20.000 menores son desplazados cada día por el cambio climático
ABC.– Del Caribe a Asia y de África a América del Norte, los desastres naturales dibujan una gran mancha en el mapa del mundo con las huellas de los niños que tienen que abandonar sus hogares y comunidades debido a los incendios, las sequías o las inundaciones. En los últimos seis años Unicef cuenta el desplazamiento forzoso de 43,1 millones de menores, en 44 países. Unos 20.000 cada día, catorce cada minuto, según su informe ‘Niños y niñas desplazados por el cambio climático’, presentado este viernes en Nueva York (Estados Unidos).
Los grandes casos más recientes documentados por la organización de la ONU han sucedido por la alternancia de olas de calor e inundaciones en Pakistán, crecidas de agua en Sudán, un devastador huracán en Dominica, tifones en Filipinas o sequías en Somalia. La mayor parte (95%) de los infantes que han tenido que dejar atrás sus escuelas y casas lo hicieron después de una tormenta o una inundación. Las cifras más altas de niños expuestos a fenómenos meteorológicos extremos se notificaron en China y Filipinas, pero los que más perdieron en los traslados fueron los de Dominica y Vanuatu, dos estados insulares pequeños, y Somalia y Sudán del Sur.
En el futuro seguirán estas movilizaciones por la supervivencia. El Observatorio de Desplazamiento Interno de este organismo multilateral calcula que en los próximos 30 años «las inundaciones fluviales podrían desplazar a casi 96 millones de niños y niñas, los vientos ciclónicos a 10,3 millones y las tormentas a 7,2 millones» y estima que aumente tanto la frecuencia como la gravedad de los episodios climáticos graves, lo que también podría incrementar estas previsiones.
Ahora bien, el peligro se cierne no sólo en países superpoblados o de baja renta per cápita. Los incendios forestales ocasionó la movilización de 810.000 menores en países como Canadá, Israel y Estados Unidos. Solo en 2020 se alertó y desocupó de sus domicilios a más de 250.000 niños por esta causa. Entre 2016 y 2021 la sequía obligó a la evacuación de 1,3 millones de menores, mientras que el fenómeno contrario, las inundaciones, movían al mismo tiempo a 41 millones.
Resiliencia e igualdad
Los desplazamientos son mayores también gracias a la mejora de los sistemas de notificación y prevención de las autoridades, destacada Unicef como punto positivo. A veces estas alertas son abruptas y, otras, planificadas. La organización no duda que salvan vidas. Pero también ocasiona desarraigo y pérdida de rendimiento escolar, en ocasiones por largos periodos.
Además, en algunas regiones la ayuda que reciben los niños desplazados viene condicionada por los conflictos internos y la pobreza. El informe, en este punto, pone de ejemplo a Haití, azotado por los desastres naturales y la violencia social, y a Mozambique, donde la desigualdad hace que la población más afectada por la pobreza sea también la más expuesta al cambio climático.
Con el foco puesto en aquellos niños y adolescentes que ya han sufrido el desarraigo, Unicef recomienda que los gobiernos garanticen la educación, la sanidad y la protección social suficientes para aumentar su resiliencia y capacidad de adaptación y que puedan participar en la mitigación de los efectos de los desastres.