UNOS ALUMNOS FUERZAN LA EXPULSIÓN DE UN PROFESOR DE ARTE POR MOSTRAR UNA PELÍCULA RACISTA
Los 40.- La cultura de la cancelación ha acabado con el seminario de Bright Sheng, un famoso compositor chino que sobrevivió a la Revolución Cultural de Mao
El fervor de la Revolución Cultural de Mao no acabó con él, pero sí un grupo de estudiantes de la Universidad de Michigan. El caso de Bright Sheng, un brillante compositor chino dos veces nominado a los Pulitzer de la música, es paradigmático de estos tiempos en los que el revisionismo cinematográfico y la cultura de la cancelación viven su edad dorada.
Sheng proyectó en su seminario de composición la película Otelo, una visión racista del clásico de William Shakespeare. Amparado en su valor artístico y no en su significado, el músico y docente creyó, ingenuamente, que sus avezados discípulos sabrían valorar que la adaptación que Stuart Burge firmó en 1965, y que fue cuatro veces nominada a los premios Óscar y a los Globos de Oro, era la más fiel al clásico del Cisne de Avon a pesar de ser políticamente incorrecta.
La cultura de la cancelación, sin embargo, parece incapaz de disociar el valor artístico del contenido de una obra, y por eso los estudiante de Sheng mostraron su descontento por la proyección racista de Otelo, dejaron de ir a sus clases, fueron a hablar con el decanato y ni siquiera sus cartas disculpándose y explicando que a lo largo de su trayectoria profesional había tenido muchos alumnos afrodescendientes fueron suficiente para calmar los ánimos. Justo al contrario: todos pidieron que la Universidad cesase al veterano compositor de 65 años.
De hecho, tal y como señala a El País el portavoz de la facultad, «las acciones del profesor Sheng no se alinean con el compromiso de nuestra universidad con la acción antirracista, la diversidad, la equidad y la inclusión», por lo que han decidido destituirlo de su seminario sobre Shakespare y será reemplazado por el docente Evan Chambers.
En declaraciones recogidas por el Michigan Daily, Chambers cree que «mostrar la película hoy, sin una contextualización adecuada y sin especificar su racismo inherente, es profundamente racista a pesar de las intenciones del profesor». Sheng, por su parte, se arrepiente de su error en El País: «Los tiempos han cambiado y cometí un error al mostrarla. Fue insensible por mi parte».
El gran defecto de Otelo, y es por lo que se la tacha de ser una película racista, es que incluye a un blackface. Es decir, a un actor blanco (en este caso el legendario Laurence Olivier) tintado con la cara de negro, algo muy común en la dinámica no inclusiva del Hollywood clásico y en el cine británico. Sin ir más lejos, la película que sentó las bases del lenguaje audiovisual, El nacimiento de una nación de David Wark Griffith, incluyó a numerosos blackface, y aunque hoy es considerada una de las cintas más racistas de la historia del cine, también es de las más importantes en lo que se refiere a construcción narrativa.